sábado, 18 de enero de 2014

Un jardín entre la niebla IV

Otro día más entre la niebla, un paso más hacía el vacío en sus recuerdos. Mamina no me reconoció al entrar, no me echó en cara cuanto tiempo pasé sin ir a verla y no pudo apreciar que tan solo hacía una semana de mi última visita.
Al llegar un hilo de esperanza e ilusión creció por un instante. Me saludó con un:
"¡Hola cariño! ¿Cómo estás?" 
Por un momento pensé que habían vuelto sus recuerdos, pero al contestar: 
"¡Bien! Y tu ¿Cómo estás hoy?" 
Me contestó:
"Bueno, un poco cansada porque volví andando de trabajar desde Infiesto"
En ese momento comprendí que vagaba por algún recuerdo de su juventud. A pesar de mi desilusión, intenté seguir en sus recuerdos, continuar con su historia:
"¡Uys! ¡Pues si has tenido que cansarte! Jajaja" -eché una risotada- contando que estamos en Madrid e Infiesto está en Asturias -pensé-
"Y ¿Que has hecho hoy?"
Entonces observo como se queda pensando e intenta plasmar en palabras sus pensamientos, pero su voz, va más rápido que sus recuerdos y balbucea palabras sin coherencia. Se da cuenta de que no es capaz de expresarse y su gesticulación de cara y manos hace un ademán de:
¡A la mierda! ¡No se!
Intento seguir la conversación para que no se agobie. Le hago preguntas en las que solo tenga que contestar "si o no":
"¿Viste a la Nina? (Es su hermana y vive en Infiesto) -pensando que pueda relacionar-
- "¿Qué Nina?"
En vista que no recuerda, invento:
"¡Ah! ¿Que no la has conocido? Es una chica nueva, no te preocupes, ya te la presentarán"
-"¡A mi que no me jodan! Que siempre me toca perder el tiempo con las nuevas" -Contesta con agilidad-
Jajajaja ¡Creí que me daba algo! ¡Genio y figura! Al verme reír me recrimina: 
-"¿De que te ríes? Que te la pongan a tí, veras que risa te da"
Sigo riendo y le digo:
-"No te preocupes, ya me encargo yo de ella"
La beso, le cogió las manos y me dice:
-"¡Que cariñosa estás hoy!"
Contesto:
-"¡Yo siempre!"
Se ríe y me dice:
-"¡Pues no quiero imaginar como será con tu novio!"
Ahora reímos las dos.


Siempre hay un motivo para reír a carcajada limpia con mamina. Siempre acaricia el alma ver como sonríe. No es sencillo mantener una conversación cuando la niebla del Alzheimer acampa en su mente.
Ella vaga mezclando recuerdos, cambiando nombres y caras, creyendo reconocer lugares.
Yo imagino esos recuerdos, aporto nombres e invento lugares y personas para ella. Si tan solo aguanta quince minutos hablando conmigo antes de dispersarse y sonríe tan solo un minuto, merece la pena. Ese tiempo lo guardo en paño de oro y lo plasmo en letras por si algún día no soy capaz de recordar esos bellos momentos con mamina.




Mar.


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